Vivir y dormir en las calles de Roma, drama aumentado por pandemia

Vivir y dormir en las calles de Roma, drama aumentado por pandemia

Cerca de 3,000 personas viven y duermen en las calles de Roma, Italia, una situación dramática que empeoró con la pandemia del coronavirus o Covid-19 y el frío, así como con las fuertes lluvias del invierno, situaciones que algunas organizaciones tratan de paliar.

“Unas 3,000 personas viven en las calles de Roma y en lo que va de invierno ocho de ellas han fallecido por el frío”, algo “inaceptable”, afirma Roberto Zuccolini, portavoz y trabajador de la Comunidad de Sant’Egidio.

Esta es una de las organizaciones que intenta ayudar a las personas que viven en la calle y atiende en su sede a los que aún no han conseguido una alternativa. Zuccolini señala que la situación empeoró con la emergencia sanitaria, y que “crece la pobreza, pero también la solidaridad”.

Desde la organización añaden que han hecho un fuerte llamado a las instituciones, en particular a la Alcaldía de Roma, para que se adopten medidas.

El portavoz de la Comunidad de Sant’Egidio explica que “8,000 personas en Roma viven en malas condiciones, 2,500 tienen refugios precarios, como por ejemplo garajes, y otros 2,500 están alojados por asociaciones, pero aun así, hay 3,000 que duermen en la calle”, de acuerdo con los datos que manejan.

En las inmediaciones del Vaticano, a veces se cuentan decenas de personas “sin techo”, otros días, con menor afluencia, llegan a 15 o quizás 12 quienes que se refugian en soportales, bancos o incluso bajo el arquitrabe de la Columnata que Bernini diseñó rodeando la plaza en la que se erige la Basílica de San Pedro.

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Esto suscita dudas e incluso malestar entre algunos paseantes, quienes no encuentran respuesta a la falta de acción estatal y local; frente a ello aparecen estas organizaciones que, con sus voluntarios, intentan detener el contador y ayudar a quien en la calle intenta sobrevivir, ofreciéndoles una ayuda que es cada vez “más crucial”.

Pero a la espera de una respuesta contundente de las instituciones, Zuccolini destaca la “buena respuesta ciudadana”, con personas que incluso comenzaron a colaborar en los repartos por toda la ciudad de mantas, comida caliente e incluso tiendas de campaña que reciben de donaciones.

Aun así, desde Sant’Egidio lamentan que con el esfuerzo de la gente no es suficiente y “siguen preocupados”.

En San Eustaquio, una iglesia en el corazón de Roma donde ofrecen a personas sin recursos comida caliente, ropa, acceso a internet y consulta con un médico, un trabajador cuenta que normalmente reciben a unas 80 o 100 personas al día para desayunar y comer.

“Pero desde que comenzó la pandemia han aumentado y hay días que llegan hasta 150”, dice.

La pandemia afectó también al modo en el que trabajan en la iglesia, que tuvo que adaptarse a las cambiantes medidas impuestas en la región para reducir los contagios de coronavirus y que en Navidad sólo les permitió preparar la comida para llevar.

La Cruz Roja Italiana es otra de las organizaciones encargadas de proteger a los que se encuentran en las calles, se desplazan con coches y furgones y la ayuda de muchos voluntarios que van “turnándose” durante la semana para poder distribuir recursos por toda la ciudad.

Emiliano, uno de sus muchos voluntarios, dice que la situación es “muy complicada con la emergencia sanitaria y el frío” y que todas las tardes, cuando cae el sol, “deben repartir unas 30 cenas”.

La pandemia empeoró la situación y hace que las tareas de los voluntarios sean aún más difíciles, pero aún con frío y en plena emergencia en todo el país, no han dejado de trabajar por aquellos que lo tienen tan difícil todos los días del año.

Con información de EFE


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