A un año de la pandemia en México: los rostros detrás de las cifras

A un año de la pandemia en México: los rostros detrás de las cifras

A un año del primer caso de Covid-19 en México, los casi 200,000 muertos a causa de esta enfermedad suponen un dato abrumador. Detrás de los fríos números se esconden infinitas historias personales, vidas alteradas e incluso truncadas por una pandemia que nadie vio venir.

“Los médicos no somos héroes”

“Tranquilas, no va a pasar nada. Voy a estar bien, voy a mejorar y voy a volver a trabajar”. Estas son las últimas palabras que recuerda Ivonne Peralta de su padre, Arturo, quien trabajaba en terapia intensiva del Hospital MacGregor en la Ciudad de México.

De 55 años, Arturo pone rostro a uno de los más de 3,000 médicos muertos por coronavirus en México, una de las cifras más altas del mundo.

“Su cuerpo no tuvo la capacidad de soportar el daño que causa el virus del covid y falleció en septiembre, después de 12 días en estado grave”, explica su única hija, quien también trabaja en un hospital público.

“No somos héroes, es un compromiso que todos decidimos hacer, el compromiso con tu trabajo”, asegura Ivonne.

EFE

“Perdí mi trabajo y me volví cremador”

Jorge Palomo dejó de sudar en la pista de baile para hacerlo frente a un horno crematorio.

A sus 26 años, se quedó sin empleo y comenzó a trabajar en un cementerio del sur de la capital donde necesitaban a gente ante la pandemia, cuyo primer caso se detectó en México el 28 de febrero de 2020.

“Pasé de estar en un área de diversión, recreativa y alegre al otro extremo”, explica todavía con el traje de protección puesto tras una maratoniana jornada de más de 24 horas.

EFE

“Me contagié, pero no pude cuidarme”

“Estaba sano, dos días y bye’”. Con estas palabras y la voz rota, Guadalupe Isabel, de 39 años, resume cómo el Covid-19 se llevó a quien más amaba.

Un anillo dorado que cuelga en su collar recuerda que en algún momento se unió con Martín, pero todo se quebró el pasado 24 de mayo, cuando su esposo comenzó con tos y fiebre. Parecía que reaccionaba a los medicamentos pero en unos días recayó.

“Se sentía muy mal, le faltaba la respiración y no podía levantarse por sí mismo”.

Cuando finalmente Guadalupe encontró un hospital con una cama libre para su esposo, ella y su hijo de tres años ya habían desarrollado síntomas: fiebre alta, diarrea, dolor de cabeza y un sudor exagerado.

A primera hora del 31 de mayo, un día después del cumpleaños de Guadalupe, sonó el teléfono. Era urgente intubar a Martín porque su “respiración era mínima”.

Cuando ella llegó al hospital, ya había muerto.

“Me despidieron por pedir cubrebocas”

Ese día de junio era uno más para Jorge Pérez. Había llegado minutos antes de las seis de la mañana al hospital público 20 de Noviembre de la capital mexicana. Pero al salir tras una exhausta jornada limpiando baños y oficinas se topó con un equipo de televisión.

“Una televisora me paró y me dijo que cómo me trataban en el hospital. Dije que mal. No nos dan ni cubrebocas y si exigimos, nos dicen que nos van a correr”, relata este hombre de 71 años a quien cariñosamente llaman Jorgito.

Y la amenaza se cumplió. Tras la entrevista, fue despedido por la empresa que lo había contratado para la limpieza del centro médico.

A Jorgito se la tenían jurada desde hacía tiempo porque era de los pocos que se atrevía a levantar la voz por la falta de protección.

“Cuando me dijeron que el hospital se iba a llenar de covid, sí empecé a trabajar con más miedo”, recuerda Jorgito, quien intentó sin éxito que sus compañeros también se quejaran.

Amnistía Internacional lo apoya con una campaña para que lo “indemnicen como es debido”. Aunque Jorgito tiene otro reclamo: “Que no se olviden de mis compañeros, es lo que más pido”.

EFE

Con información de EFE.

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