El 57.8% de personas con autismo tuvo retrocesos en terapia por el Covid-19

El 57.8% de personas con autismo tuvo retrocesos en terapia por el Covid-19

El 57.8% de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) mostraron retrocesos en su terapia al inicio y durante la emergencia derivada de la pandemia por Covid-19, de acuerdo con la Red Espectro Autista Latinoamérica (REAL).

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la interacción, la comunicación social, la simbolización y la flexibilidad.

Además, el 30% de los tratamientos presenciales para estos pacientes se suspendieron en 2020 durante este mismo periodo, según una encuesta de esta red de investigadores del espectro autista realizada el año pasado con el objetivo de explorar la experiencia de las personas con TEA y sus familias.

Los resultados de ésta se dieron a conocer este 2 de abril, en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo.

Red latinoamericana

El análisis Enfrentando al Covid-19: Situación de las personas en el espectro autista ante la pandemia, estudió el impacto de la emergencia sanitaria en la alimentación, el sueño, estado de ánimo, conducta, tratamiento y escolaridad de las personas con TEA.

La encuesta se dividió en nueve secciones y se realizó en Argentina, Brasil, Chile, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, con la participación de 1,826 familias, 362 terapeutas y profesores y 79 personas con TEA.

En Latinoamérica existen aproximadamente 6 millones de personas con este trastorno. Sin embargo, el 86% de las investigaciones al respecto se hacen en países desarrollados, donde solo habita el 20% de la población mundial.

Principales resultados

Durante el periodo de emergencia de la pandemia el 65% de los pacientes con TEA aumentaron su irritabilidad, además de que el 63% presentó una elevación en ansiedad.

Para el 47% encuestado también se incrementó el deambulismo y un 35% se tornó más agresivo, de acuerdo con el análisis de la REAL.

En cuanto a la convivencia en el hogar y la continuidad de las terapias, la mayoría, es decir el 36%, no percibieron cambios; mientras que para el 32.2% la relación en casa empeoró.

Además, el 75% de los niños, adolescentes y jóvenes en edad escolar pudieron continuar con sus estudios a distancia, mientras que el 15.5% estuvieron sin actividad educativa.

Sin embargo, el 40% de las familias recibieron asesoramiento a distancia.

La heterogeneidad en la conducta autista de cada persona demostró que existen áreas donde se presentan cambios notables y en otras no, derivado del confinamiento.

Por ejemplo, para algunas personas el tratamiento a distancia trajo dificultades de atención y concentración, hiperactividad, necesidad de interacción y contacto personal, mientras que para otras evitó que vivieran episodios de estrés por los viajes y la interacción social.

En cuanto a los efectos positivos, el confinamiento también permitió un mayor involucramiento de ls familias en los tratamientos de sus hijos o pacientes.


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