16 millones de personas en Latinoamérica tendrán inseguridad alimentaria a fin de 2020

16 millones de personas en Latinoamérica tendrán inseguridad alimentaria a fin de 2020

Hasta 16 millones de personas en América Latina pueden encontrarse en situación de inseguridad alimentaria aguda (la etapa previa al hambre) a finales de 2020, casi 12 millones más con respecto a lo que se estimaba antes de la pandemia por el coronavirus o Covid-19.

Este cálculo deja fuera a Venezuela, donde antes de la crisis sanitaria 9.3 millones de personas sufrían de una grave inseguridad alimentaria dentro del país, además de 1.2 millones de migrantes venezolanos en Colombia y Ecuador, de acuerdo con datos revelados este martes por el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

El organismo, que actúa como el mayor brazo humanitario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), proyecta en un nuevo estudio que 270 millones de personas en el mundo tienen un acceso difícil y restringido a los alimentos básicos, frente a los 149 millones a principios de este año.

“Las restricciones sin precedentes a la movilidad, el comercio y la actividad económica (como consecuencia de las medidas para frenar la pandemia) están causando una recesión global y haciendo estallar el hambre”, dijo en Ginebra Tomson Phiri, portavoz del PMA.

La pandemia se ha convertido en un golpe de gracia para una situación alimentaria dramática y que desde hace cuatro años no hacía más que empeorar. Los avances que podían haberse conseguido en países específicos han sido borrados por la Covid-19, confirmó Phiri.

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Las dificultades para comer adecuadamente irán de la mano con el aumento de la pobreza extrema en el mundo y en América Latina, donde los datos más actuales señalan que este indicador pasará del 7.6 % (hace un año) al 12.7 % en Ecuador en los próximos meses; del 5.5 % al 9.8 % en Brasil y del 10.3 % al 14.3 % en Colombia.

El aumento de la inseguridad alimentaria en América Latina tendrá como causas principales la pérdida de ingresos para millones de familias y la caída en las remesas que recibían de parientes que trabajaban en el exterior.

En el estudio, en el que ha colaborado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se indica que hay 11 millones de trabajadores migrantes en América Latina y el Caribe, y que tres de cada cuatro vienen de otras partes de la región, mayormente venezolanos.

La situación de los migrantes queda ilustrada por el siguiente dato: aquellos que habían comido sólo una vez el día anterior a ser entrevistados para el estudio subió de un 12 % antes de la pandemia al 30 % el pasado agosto.

En Centroamérica, los pequeños agricultores que no se han recobrado de la sequía y de las malas condiciones del clima para sus cultivos tienen una capacidad de resistencia muy escasa ante las dificultades que ha añadido el coronavirus a sus vidas.

Las restricciones de movimiento y la casi desaparición del turismo tienen un fuerte impacto en Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador, donde cientos de miles de familias sufren la reducción de las remesas que recibían.

De los que participaron en el estudio, el 78 % de hogares con un familiar que trabajaba en otro país recibía una remesa y para el 40 % de estas familias se trataba de la única fuente de ingresos.

La disminución de los envíos de dinero ya es una realidad, pero se cree que esta situación empeorará a finales de este año, aunque todo indica que lo más difícil se vivirá en 2021, cuando las remesas podrían reducirse en 8.1 %, de acuerdo con cálculos del estudio.

A nivel mundial, las remesas subieron 100,000 millones de dólares en 2019, de los cuales Honduras recibía 5,400 millones de dólares y El Salvador, 5,600 millones, sumas equivalentes al 22 y 21 % de sus PIB, respectivamente.

Con información de EFE