‘No somos actrices’, dice una enfermera con su madre intubada por Covid-19

‘No somos actrices’, dice una enfermera con su madre intubada por Covid-19

Patricia Zavala mima con devoción a Angelina, su madre, quien lleva 24 horas intubada en el Hospital Juárez de México y ella, enfermera en este mismo centro, la cuida con esmero mientras espera que los mexicanos comprendan que el coronavirus o Covid-19 no es una invención: “No somos actrices”.

La enfermera procura que su madre, boca abajo y con un ventilador que insufla aire a sus pulmones, esté lo más cómoda posible, en un gesto de ternura.

Pero por dentro está enojada porque México suma ya casi 100,000 muertos y cerca de 1 millón de contagios, y aunque Patricia no ha atendido directamente a casos de la Covid-19 en estos meses, conoce el desgaste y la impotencia, de sus compañeros.

Como en el resto de los hospitales, el Hospital Juárez de México se ha visto en algunas ocasiones al borde del colapso desde que comenzó la pandemia a finales de febrero en el país, pero en la calle, a muchos parece importarles poco.

“Siempre lo hemos dicho, yo y mis compañeras: No somos actrices. Esto realmente existe y la prueba es que los pacientes están aquí, están falleciendo”, afirma la joven enfermera, entre el enfado y la tristeza.

Horas vitales

Angelina comenzó a decaer como millones de infectados del tramposo virus.

“Empezó solamente con una gripa”, comenta la enfermera, pero después de varios días, su madre comenzó con problemas para respirar, y tuvieron que trasladarla de urgencias.

Y ella, que tan cerca ha tenido estos meses el SARS-CoV-2, tan siquiera consideró en un primer momento que pudiera tratarse de esta enfermedad: “No tenía como tal los síntomas apegados a Covid-19”.

En su familia, nadie más se ha contagiado o mostrado síntomas, y su madre, a sus 70 años, apenas salía de casa. “Nada más vive con mi hermano el mayor, que es el único que sale de casa, y cuando llega y antes de tener contacto con ella se baña”, explica la enfermera Patricia.

Aunque el uso de ventilador está recomendado para pacientes críticos, al tratarse de una paciente con comorbilidades como la hipertensión, la intubaron antes de que su situación pudiera empeorar.

“Es para no deteriorar más el órgano, que es el pulmón, se nos dio la opción antes de que esto pasara, para poderle brindar este apoyo antes de que ella decayera más”, dice con un atisbo de esperanza.

Enfermera reclama sin tapujos

En esta habitación del Hospital Juárez conviven cinco enfermas del coronavirus. La sexta cama se vació recientemente.

Angelina es la única que no está erguida, despierta. El ventilador va conectado a la cánula endotraqueal y el monitor repasa su oxigenación y otros parámetros.

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Del otro lado, un catéter le proporciona “todas las infusiones”, cuenta una atenta enfermera que da el cuidado a Angelina, y recita varios nombres: solución base, tramadol, propofol, midazolam… Patricia la escucha con atención. Hay compañerismo y sororidad.

Pero en la calle todo es distinto; hace días que las autoridades advierten de una posible alza de casos. Ciudad de México, sin pasar todavía a semáforo rojo, se encuentra “en alerta” y busca endurecer medidas ante el incremento de hospitalizaciones.

No obstante, con todo prácticamente abierto, es habitual ver multitudes en puntos céntricos, además de en bares y restaurantes.

Jorge Alcocer, titular de la Secretaría de Salud (Ssa), dijo esta semana que la pandemia está “en control” a nivel nacional y aunque esta afirmación se sustenta en cifras oficiales, podría dar una sensación de falsa calma.

“Siento ante todo indignación porque la gente, a pesar de todo lo que se ha estado viviendo en el mundo, no toma conciencia a estas alturas de que esto es una realidad”, concluye Patricia.

A su lado, su madre se debate entre la vida y la muerte.

Foto: EFE

Con información de EFE