Por Óscar Juárez
Polítologo
La violencia rompe el país y destroza a nuestras infancias. Un dato ilustra el terror al que hemos llegado sin hacer nada para cambiarlo: una persona desaparece cada dos horas, de estas, 60% son niñas y adolescentes mexicanas.
Abril es un mes para denunciar que los derechos de las infancias comprendidos en la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes siguen invisibilizados, fuera de una agenda y sin poder político que atienda sus demandas de educación, salud, acceso a la justicia y a una familia, a la cultura y desarrollo de su personalidad, a la intimidad y a una vida libre de violencia.
Las infancias no importan a la clase política porque no votan.
¿Quién las procura?
¿Quién impulsa su agenda de derechos y libertades?
¿Quién se hará cargo de los huérfanos de la pandemia?
¿Quién lucha por más de la mitad de las niñas y niños en situación vulnerable del país que viven en los estados de México, Jalisco, Chiapas, Veracruz, Puebla, Michoacán, Guerrero y Guanajuato?
¿Quién toma las calles por cada niña desaparecida y mutilada o cada niño reclutado por 500 pesos como sicario en una célula criminal en nuestras comunidades sin ley?
En la última Consulta Infantil y Juvenil organizada por el INE, 22.3% de las niñas y niños, declaró estar expuesto a maltratos y abusos por parte de sus padres y familiares, así como profesores y policías. La Secretaría de Salud, reconoce que 69% de los niños atendidos son por algún tipo de violencia intrafamiliar, 31% por violencia callejera y 36% por violencia y abuso sexual. ¿Quién levanta la voz por ellas y ellos; quién rompe el silencio cómplice?
Y si la infancia es destino como escribió Freud, el futuro del país está en riesgo, nuestra convivencia comprometida por esas personas rotas que se volverán adultos violentos y quebrarán aún más la frágil legalidad que hoy queda. Debemos comprender como sociedad que la violencia, sus sombras, anidan en la memoria y conciencia de cada quien, en sus roturas espirituales, en sus experiencias de situaciones límite que deshilvanan la personalidad de nuestras niñas y niños: No habrá paz para nadie, si no la hay para nuestras infancias.
Infancias expuestas, vulneradas, expoliadas del bien público de la seguridad y con los retazos de un diseño institucional DIF hecho para tratarles como clientelas pasivas, no como las futuras ciudadanías activas y responsables que merecen ser.
Estamos fallándole a nuestras hijas e hijos cuando el presupuesto de los gobiernos locales ven más por los perros que por las infancias vulneradas por la pobreza, la violencia y la explotación sexual y laboral.
Estamos siendo una sociedad egoísta posponiendo sus derechos de la lucha legislativa y de la agenda del gobierno solo porque son niños y niñas. Discriminarlos, hacer como que no existen, cancelarlos del discurso público, no es la solución a una realidad brutal y cotidiana hecha de dolor y abandonos, familiares e institucionales.
Hoy camino por las calles y veo en cada adulto a la niña o niño que fue. Conmueve verse así mismo con esa mirada. Infancias rotas vestidas de adulto, biografías fragmentadas por el odio y el silencio, vidas sesgadas por la falta de atención psicológica y escuelas precarizadas por la corrupción de un sistema hecho para empobrecer y abusar de individuos que encuentran en la cultura de la autocompasión, desde lo cursi a las adicciones, razones para olvidar y normalizar el abuso, para creer que la víctima es culpable, para no perdonarse en esa niña abandonada o ese niño con miedo que somos.
No olvidar, jamás.
Dar voz a las infancias es el primer paso para pacificar las calles y los hogares del país.
Cicatrices
Alertas que no se emiten, protocolos de búsqueda y rastreo de llamadas que no se aplican y ordenes de cateo que no suceden son algunas de las tantas dificultades que padecen quienes buscan a las niñas, niños y adolescentes desaparecidos. En todo México hay más de 13 mil personas desaparecidas menores de 12 años.
#HastaEncontrarles.
Mientras la clase política de todos los partidos está distraída en lo intracendente; la gente exige que se hagan responsables de lo importante: seguridad y pobreza en un país roto.
This world can hurt you/ It cuts you deep and leaves a scar/ Things fall apart/ But nothing breaks like a heart.
Miley Cyrus
A Bezec Salgado, la niña de vestido rosa que camina en lo más oscuro de la noche con el corazón por delante…