Biden y el autoritarismo líquido post-Trump

Biden y el autoritarismo líquido post-Trump

El asedio al centro de la democracia americana fue y será virtual: construido desde la movilización transversal de significantes nativistas, mágicos y supremacistas que atraviesan la base electoral republicana. Un acto de fuerza fabricado como escena, hecho para ser comunicado en redes sociales. No fue coup d’État, fue una selfie golpista para Instagram.

El coup d’État clásico consiste en desafiar el monopolio legítimo de la violencia, vertirla en un poder armado no legítimo, una junta militar a la latinoamericana o un dictador burocrático a la asiática. Trump hizo algo muy diferente: emplazó con su liderazgo populista a las instituciones de la República con una escenificación de un golpe de Estado realizado con patinetas, disfraces de comic, pedacería nazi, bigotes del General Lee, sombreros de Daniel Boone, cascos de ciclistas, el lobby de la NRA y mucho pero mucho odio.

La movilización fluyo desde redes sociales, convocada en redes sociales y articulada territorialmente en los bastiones electorales del trumpismo beligerante para reventar en las redes sociales. La turba no iba armada ; tampoco había fuerzas estatales especiales. Solo la policía del Capitolio dividida entre el gobierno saliente y el gobierno electo. Un golpe soft propio de un autoritarismo líquido que escurre en todo el país y brota como puede y habla como puede. Es algo nuevo bordado con girones linguisticos viejos.

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Autoritarismo líquido

La semiótica de los alzados intenta hablar desde la rotura de la sociedad americana con sus élites cosmopolitas : es un simulacro de revuelta popular, de insurgencia rural, de sedición suburbana. La respuesta del nuevo gobierno es más seguridad. Los signos del miedo en rotación.

El autoritarismo líquido brota desde las profundidades de América, carece de programa político, no quiere encumbrar la demagogia de los oligarcas vestidos de plebe. Solo busca decir algo que no puede ser dicho porque aún no hay conceptos para ser dicho. La respuesta del nuevo gobierno es hablarle únicamente a sus votantes. Los signos de la fractura en rotación.

Entre los muchos intentos por el restablecimiento de las razones compartidas, un ex gobernador republicano colocó un signo del comic : la espada templada de Conan El Bárbaro y así fijar postura política con una semiótica de estar con el país, no con la der Zusammenrottung posmoderna.

Lo grave es lo no dicho. Los intentos fallidos. Las convoctorias calladas.

Biden ya es presidente

Biden ya es presidente. El trumpismo sigue en las calles, beligerante, avanzando con nuevos liderazos aún más irresponsables, violentos y carismáticos ante un mainstream bipartidista atrincherado en las viejas certezas.

Esto apenas inicia. Es momento de definir nuestras propias posturas mientras suena una canción de Guns and Roses: Look at the hate we´re breding. Look at the fear we´re feeding. Look at the leaders we´ve followed…

Oscar Juárez
Politólogo

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