El huracán Delta ha detenido el 80% de la actividad petrolera en alta mar de la región y casi el 50% de la producción de gas natural.

Ante la llegada del huracán, las empresas de energía incluidos Royal Dutch Shell, BP, Chevron y Occidental Petroleum movieron las plataformas de perforación y sacaron a los trabajadores.

El número inusualmente alto de tormentas junto con las precauciones de seguridad pandémicas ha hecho que este año sea costoso y difícil para los productores mar adentro.

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Las plantas de procesamiento de petróleo y gas en tierra y los puertos de energía desde Port Arthur, Texas, hasta Nueva Orleans también cerraron.

Louisiana Offshore Oil Port, el único puerto de aguas profundas en el Golfo de México, detuvo las exportaciones e importaciones marítimas.

Delta volvió a fortalecerse el jueves en un ciclón de categoría 2 tras su reingreso en el Golfo de México y podría convertirse en una poderosa tormenta en las próximas horas, dijeron meteorólogos estadounidenses.

Situado a unos 780 kilómetros al sur-sureste de Cameron, en Luisiana, y con vientos máximos sostenidos de 155 kilómetros por hora, Delta avanzará hacia el centro del Golfo de México más tarde el jueves, dijo el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH).

Los establecimientos turísticos después del paso del huracán Delta por Yucatán quedaron arrasados. Barcos varados, playas destrozadas y carreteras cortadas. Y eso que el huracán perdió fuerza y solo golpeó con vientos de intensidad de 175 km/h.

El turismo en la zona de Cancún ha quedado muy tocado. Primero ha sido el cierre provocado por el Covid-19 y ahora los destrozos en plena temporada de huracanes. Por eso las autoridades locales se afanan por recuperar la normalidad lo antes posible.

Hasta finales de noviembre, el caribe mexicano se prepara para recibir más huracanes.

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