Nanosatélites marcan el comienzo en la era del Nuevo Espacio

Nanosatélites marcan el comienzo en la era del Nuevo Espacio

El lanzamiento en 1957 del satélite soviético Sputnik marcó el comienzo de la era espacial y 60 años después, la popularización de los nanosatélites abre la puerta a la democratización del espacio y a una industria de expectativas alentadoras, más allá de los países y las grandes multinacionales.

El Sputnik 1 era una esfera de casi 80 kilos, pero los satélites aumentaron en tamaño y durante décadas acceder al espacio estuvo sólo al alcance de las agencias espaciales, algunos países y las grandes multinacionales.

No obstante, con el avance de la tecnología, emprendieron el camino de la miniaturización y hoy pueden llegar a pesar menos de 1 kilo, aunque los más populares son los nanosatélites, de entre 1y 10 kilos.

La reducción drástica de tamaño, costo y plazos de fabricación hicieron que la industria de los satélites evolucione desde hace tiempo hacia lo que se conoce como “democratización del espacio”, al permitir acceder a nuevos actores, según menciona Guillermo Lamelas, consejero delegado de la firma española de nanosatélites Alén Space.

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Un momento clave en ese proceso fue la creación en 1999 del estándar CubeSat, nanosatélites de dimensiones estandarizadas, de 10x10x10 centímetros y una masa de hasta 1.33 kilos, que pueden ensamblarse entre sí formando otros más complejos.

El concepto CubeSat surgió en el mundo universitario de la mano de los profesores Jodi Puig-Suari, de la Universidad Estatal Politécnica de California, y Bob Twiggs de la Universidad de Stanford, quienes querían crear una forma sencilla para que los estudiantes pudieran hacer satélites.

Lo que nació como un proyecto de educación, ahora es una realidad pujante, cuyo éxito radica en que es una plataforma estándar para la que hay en el mercado multitud de subsistemas.

De hecho, Eva Vega, jefa de departamento de programas espaciales del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), de España, indica que todo está calificado para su uso en el espacio y su lanzamiento es muy barato.

Así, “muchos países y empresas privadas han podido constatar -destaca Lamelas- que el espacio ya no es un sueño imposible. Ahora es una realidad, un lugar más en el que se pueden hacer negocios o desarrollar proyectos”, afirmó.

Con información de EFE


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