Martine Wright se dirigía a trabajar cuando leía en el periódico un artículo sobre la designación de Londres como sede de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos 2012, pero nunca pensó que ella iba a participar en ellos.
De hecho, Wright no debía de haber abordado aquel metro el 7 de julio de 2005, sin embargo, la noche anterior decidió salir a celebrar con sus compañeros de trabajo que Londres, su ciudad natal, sería la sede de los Juegos en 2012.
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Debido a la fiesta, al día siguiente se levantó más tarde de lo usual, 20 minutos más tarde.
Debido al retraso, en lugar de realizar la ruta de siempre, decidió tomar un “atajo” hacia su trabajo, esa decisión le cambiaría la vida, ya que cuatro explosiones paralizaron la capital inglesa.
A las 8:50 de la mañana, explotaron tres bombas en tres vagones del metro y una cuarta en un autobús, casi una hora después. El atentado costó la vida a 52 personas y 700 resultaron heridas, entre ellas Martine.